CATAPLANA DE ALMEJAS Y LANGOSTINOS


Medio vaso de aceite de oliva virgen extra
Un par de dientes de ajo
Una cebolla mediana
Un pimiento rojo mediano
Una cayena
100 g. De dados de chorizo
100 g. De dados de jamón
Un vaso de caldo de pescado
Medio vaso de vino blanco
Dos hojas de laurel
Una cucharada de pimentón dulce
Sal
500 g. de langostinos
700 g. de almejas
250 g. de calamares
Un par de papas cocidas

La cataplana es una cacerola esférica de cobre con dos mitades que permite cerrar el cacharro y crear cierta presión. Es ideal para pescados y mariscos y es una de las grandes sorpresas de la gastronomía del Algarve portugués.

Para empezar hay que calentar bien la cataplana. Si tienes vitrocerámica, llena una sartén de sal gorga y aposenta bien el cacharro. La sal actúa como conductora del calor y lo distribuye uniformemente por toda la superficie de contacto. Haz un sofrito con ajo (dóralos en primer lugar en solitario y si te gusta lo contundente añade una cayena chiquitita), cebolla, pimiento rojo y una pizca de sal. Cuando esté todo bien pochado echa un par de tomates cortados en trozos, los dados de jamón y los de chorizo. Hay que dejarlo unos cinco minutos tapado para que el acompañamiento de los mariscos empiece el caldito. Después hay que echar las almejas, los langostinos y los calamares y un par de hojas de laurel para que den sabor. Para que la cosa se ponga ya del todo en su punto añade un vaso (un cuatro de litro) de caldo de pescado y medio de vino blanco del bueno. Dale un toquito con una ramita de perejil y una cucharadita de café de pimentón dulce. Tapa la cataplana y espera unos 20 o 25 minutos a que la cataplana haga su función y las cosas se vayan cociendo a fuego medio en sus propios jugos. El resultado es espectacular.

Mientras la cosa se va haciendo, frie unas patatas en láminas finas. Cuando estén hechas, añádelas a la cataplana unos minutos antes de servir el plato.

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